05 de diciembre, 2022
El financiamiento al sector privado (empresas y familias), ha venido con contracción desde la primera mitad de 2020, en su mayoría, comprende los instrumentos de financiamiento total al sector privado como al sector privado no bancario, la caía analizada en términos anuales.
En efecto, el financiamiento a empresas empezó a reducirse en junio, con el descenso de usos internos y la escasez de los externos. El menor financiamiento interno empresarial ha incluido principalmente una caída del crédito, la cual se ha sumado a la tendencia declinante en la emisión de valores observada a lo largo de 2020 a la fecha.
El debilitamiento del crédito comercial se ha concentrado, en especial, en las empresas grandes, ya que el canalizado a los pequeños negocios ha mostrado un continuo descenso desde finales de 2018, teniendo relación con la caída de la actividad económica desde inicios de este sexenio.
De acuerdo con datos de la ABM, en septiembre de 2021 el crédito a grandes empresas registró un decrecimiento de 8.5%, pero en abril previo fue de 18.1%; mientras que, para el destinado a micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) las caídas fueron de 4.0% y 7.7% respectivamente. Cifras que a cualquier gobierno decente le preocuparía; no es nuestro caso.
La evidencia empírica internacional confirma que a mayor sea la penetración bancaria en un país, entendida como el financiamiento privado con relación al PIB, esta ejercerá un efecto positivo en el crecimiento económico de largo plazo, sobre todo partiendo de que las inversiones físicas toman cierto tiempo en madurar y en dar beneficios.
La razón de financiamiento del sector privado respecto al PIB, ha ido marginal ascenso desde los último 14 años, por lo que se han incrementado las posibilidades de un impacto favorable del sistema financiero sobre el dinamismo prolongado de la economía. Desde luego, este último depende, además, de muchos otros factores.
Si bien en épocas de recesión económica es la actividad productiva la que rige el nivel de préstamos y no al revés (los bancos suelen imponer políticas más rígidas para prestar por el temor al impago), esta no debe confundirse con el impacto favorable del sistema financiero sobre el dinamismo prologado de la economía.
Esta última observación contribuye a explicar la desaceleración en marcha del financiamiento al sector privado. Específicamente, la profundización de la recesión ocurrida desde marzo de 2020 y no ha habido un impulso ni incentivo del gobierno de AMLO para enfrentar este descenso, mientras que el freno del financiamiento ha sido mayormente una secuela, no una causa de la caída productiva.
Por último, Sigue preocupando, en primera, el bajo porcentaje de bancarización de los ciudadanos adultos en el país, el cual representa poco más del 40% de esa población y, segundo, que quienes tienen acceso al crédito, lo utilicen como extensión de su ingreso, algo que es castigado severamente cuando se cae en el impago.
Autor
Asael Polo
Economista por la UNAM. Especialista en finanzas bancarias y política económica. Analista en Dicre, escribe para Asuntos Capitales, El Tintero Económico y México Libertario.
Independencia en la Unión.
El gesto de la titular del Poder Judicial de la Federación y la decisión del presidente del Congreso lanzaron un claro mensaje
UN LLAMADO A LA CORTE: "SHOCK DOWN" A LA DEMOCRACIA.
LA APERTURA DE LA CONCIENCIA "Anote usted la fecha" Jacobo Zabludovski el 9 de noviembre de 1989 hablaba frente a la televisi
AMLO CUMPLIÓ LA ESPECTATIVA DE LA PSICOLOGÍA DEL MEXICANO.
A lo largo de la vida todos hemos ido generando un tipo de personalidad, lo cual, nos diferencia de las demás personas, sin embar